🩺 Introducción
Muchos pacientes hombres y mujeres adultos llegan a la consulta preocupados por la fragilidad de sus huesos o tras haber sufrido una fractura inesperada. Mi formación médica en reumatología y mi trabajo en prevención de la osteoporosis me han permitido comprobar que cuidar la densidad ósea no es solo una cuestión de edad, sino de hábitos, diagnóstico oportuno y seguimiento especializado.
Hoy quiero compartirte, desde mi experiencia profesional, una guía completa sobre qué es la densidad ósea, cómo se mide y, sobre todo, cómo aumentar la densidad ósea de forma natural. Si notas que tus huesos ya no son tan fuertes o simplemente quieres prevenir, este artículo está diseñado para ti.
¿Qué es la densidad ósea?
La densidad ósea es la medida que indica cuánta cantidad de minerales, principalmente calcio y fósforo, contiene el hueso en una determinada superficie. En otras palabras, refleja la fortaleza y resistencia de tus huesos. Cuanto mayor sea la densidad, más difícil será que se fracturen ante una caída o golpe.
Con el paso del tiempo, todos perdemos algo de masa ósea. Este proceso se acelera a partir de los 50 años, especialmente en mujeres postmenopáusicas debido a la disminución de estrógenos. En hombres, la pérdida ósea suele ser más lenta, pero también ocurre. Por eso, conocer tu densidad ósea puede marcar la diferencia entre vivir con huesos fuertes o desarrollar osteoporosis.

¿Qué importancia tiene la densidad ósea en la salud?
Tener una buena densidad ósea no se trata solo de evitar fracturas. Los huesos actúan como una reserva vital de minerales para todo el cuerpo. Una pérdida significativa puede afectar el equilibrio metabólico, la postura, la movilidad y hasta el estado de ánimo, ya que la limitación física suele afectar emocionalmente.
La osteoporosis es la principal consecuencia de una densidad ósea baja. Esta enfermedad silenciosa debilita los huesos hasta el punto de que una caída leve o incluso un movimiento brusco puede causar fracturas. Mantener una densidad adecuada no solo previene lesiones, sino que también preserva la independencia y la calidad de vida.
Si presentas algún síntoma o sospechas que podrías tener densidad ósea baja, no ignores las señales de tu cuerpo. En Nuestra clínica ofrecemos orientación personalizada para un correcto diagnóstico y tratamiento.
¿Cómo se mide la densidad ósea?
La forma más precisa de conocer tu densidad ósea es a través de una prueba llamada densitometría ósea. Este examen es rápido, indoloro y utiliza una mínima cantidad de radiación para evaluar la cantidad de calcio en los huesos, especialmente en la columna lumbar y la cadera.
Durante la prueba, el paciente se recuesta sobre una mesa especial mientras un escáner mide la densidad de los huesos. Los resultados se expresan en valores llamados T-score y Z-score, que comparan tus resultados con los de una persona sana del mismo sexo y edad.

¿Qué valores son normales en la densitometría ósea?
Los valores obtenidos en una densitometría ósea se interpretan así:
| Resultado (T-score) | Interpretación | Significado |
| Mayor o igual a -1.0 | Normal | Buena densidad ósea |
| Entre -1.0 y -2.5 | Osteopenia | Densidad ósea baja, riesgo leve de osteoporosis |
| Menor de -2.5 | Osteoporosis | Densidad ósea muy baja, alto riesgo de fracturas |
Si tus valores están por debajo de lo normal, tu médico probablemente te recomendará cambios en la alimentación, suplementos de calcio y vitamina D, o tratamientos farmacológicos según la gravedad del caso.
Patologías relacionadas con una densidad ósea baja
La osteoporosis es la enfermedad más conocida vinculada a una densidad ósea baja, pero no es la única. Existen otras patologías que pueden afectar la fortaleza de tus huesos, como la osteopenia, el hiperparatiroidismo, la deficiencia de vitamina D y algunas enfermedades autoinmunes como el lupus o la artritis reumatoide.
Además, ciertos medicamentos —como los corticoides— pueden disminuir la densidad ósea si se usan de forma prolongada. Por eso, es importante que cualquier tratamiento a largo plazo sea supervisado por un especialista para prevenir complicaciones óseas.
Síntomas de densidad ósea baja
La pérdida de densidad ósea suele ser silenciosa, por lo que muchas personas no se dan cuenta hasta que sufren una fractura. Sin embargo, hay señales tempranas que pueden alertarte: dolor de espalda, encorvamiento progresivo, pérdida de estatura o fracturas por mínimos golpes.
Si presentas alguno de estos síntomas o tienes antecedentes familiares de osteoporosis, es recomendable realizar una densitometría ósea. Detectar a tiempo una disminución de densidad te permitirá tomar medidas preventivas y evitar daños mayores.

¿Cómo se trata la densidad ósea?
El tratamiento depende del grado de pérdida ósea, pero siempre debe incluir una combinación de alimentación, ejercicio y control médico. Para aumentar la densidad ósea, es esencial consumir alimentos ricos en calcio (como lácteos, sardinas, almendras) y vitamina D (a través del sol o suplementos).
El ejercicio también desempeña un papel fundamental. Actividades como caminar, bailar o levantar pesas ligeras estimulan la formación de nuevo tejido óseo. En casos de osteoporosis avanzada, existen medicamentos específicos que frenan la pérdida de masa ósea o incluso ayudan a regenerarla.
🧠 Preguntas frecuentes sobre la densidad ósea
¿Qué es la densidad ósea y por qué es importante?
Es la cantidad de minerales en los huesos. Una buena densidad ósea previene fracturas y enfermedades como la osteoporosis.
¿Cómo puedo aumentar la densidad ósea naturalmente?
Con una dieta rica en calcio, vitamina D, ejercicio con peso y exposición moderada al sol.
¿Qué es una densitometría ósea y cuándo debo hacerla?
Es una prueba que mide la fortaleza de tus huesos. Se recomienda a partir de los 50 años o antes si hay factores de riesgo.
¿Qué valores son normales en una densitometría ósea?
Un T-score mayor o igual a -1.0 se considera normal. Menos de -2.5 indica osteoporosis.
¿Qué puedo hacer si ya tengo osteoporosis?
Seguir el tratamiento indicado por tu reumatólogo, mantener una buena alimentación y evitar el sedentarismo.